Las artesanías en la escuela no son solo una actividad manual: son una forma profunda de expresar la identidad, la cultura y la creatividad de los estudiantes. A través del tejido, los niños y niñas aprenden a valorar el trabajo hecho con las manos, a tener paciencia, y a descubrir la riqueza de sus raíces.
Incluir las artesanías en el proceso educativo permite desarrollar habilidades como la concentración, la motricidad fina y la resolución creativa de problemas. Pero, sobre todo, despierta un sentido de pertenencia, orgullo por lo propio y respeto por la diversidad cultural.
El crear artesanías, no solo fabrica un objeto; está contando una historia, transmitiendo conocimientos ancestrales y reforzando el vínculo con su comunidad. La escuela, al abrir espacio para estas prácticas, se convierte en un lugar donde el saber tradicional y el saber académico se encuentran y se enriquecen mutuamente.
